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Castillo medieval de Port (Segunda parte)

….Es Barcelona la más celebre ciudad de mercaderías de la España citerior en los pueblos que antiguamente se decían laletanos, y fue la primera silla real de los godos en España….

(Anales del año ochenta y cinco, con el título de Relación del viaje hecho por Felipe II, en 1585, a Zaragoza, Barcelona y Valencia, publicada de Real Orden por Alfredo Moral Fatio y Antonio Rodríguez Villa, Madrid, 1876, pág. 121.)

La Marca Hispánica se convirtió en un territorio defensivo de los francos carolingios, aunque su organización fue absolutamente desordenada dividiéndose sus tierras en pequeños condados que siempre dependían del monarca reinante. Al frente de estos condados, surgirían los personajes conocidos como condes francos, nacidos en los lugares de residencia, aunque sus mandatos no serían siempre hereditarios, al menos durante sus inicios. Su carácter militar  realzaba la titulación de sus jefes, nobles de sangre, de los que el de Barcelona, resguardado y protegido por las sólidas murallas romanas de la ciudad, gobernaba sobre la posición más arriesgada y difícil, la frontera de choque contra el islam, siendo el marqués por excelencia, por lo que se entiende que era el defensor de una frontera, la marca hispana o hispánica.

El castillo de Port estaba situado en la falda de poniente de la montaña de MontjuÏc sobre la parte alta del antiguo puerto de Barcelona íbero-layetano, y encima de la cantera romana, con pleno dominio sobre el delta del Llobregat, de ahí, una vez centrado el primer bloque de los condados de Rosellón, Besalú y Parellada, a los que se unieron Gerona, Conflent, Cerdaña, Urgel, Berga, Osona y Barcelona, se establecería la frontera natural con el río Llobregat.1 La primera referencia que tenemos es antiquísima y se interpreta que podría tener su origen en un antiguo edificio romano vinculado con la torre íbera-layetana que se alzaba como vigilante sobre el antiguo puerto que existió debajo de Montjuïc y que fue desapareciendo a medida que se iba transformando el delta del Llobregat.

En definitiva, la Marca Hispánica fue el territorio comprendido entre la frontera político-militar del Imperio carolingio con al Ándalus, y su castillo fronterizo en el condado de Barcelona fue el castillo de Port. Tirando del hilo de los libros de historia, hemos podido ver como a medida que avanzaban las conquistas de los francos, se constituían las nuevas Marcas, se unían los nuevos condados, aunque casi siempre, surgían rencillas y desavenencias familiares de poder que, incluso, casi siempre, llegaba al levantamiento de las armas, con el fin de afianzar el poder que el Emperador franco otorgaba en su designado, aunque estas desavenencias también como iremos viendo sucedieron entre los condes hereditarios e independientes. A lo largo de la historia, los condes de Barcelona se clasificaron en tres grupos; los condes carolingios no hereditarios, o sea, los que eran ordenados directamente por el Emperador franco, siendo Bera o Berá en catalán, el primer conde de Barcelona, entre los años 801-820; el segundo grupo, los que fueron hereditarios, siendo  Wifredo II, también conocido como Borrell I (897-911), el último conde en prestar vasallaje al rey franco. Y el tercer grupo lo formaron los condes independientes, siendo Borrell II (947-992), cuando no reconoció al rey franco Hugo Capeto, rompiendo así el pacto de vasallaje, alcanzando la independencia de facto, gobernando conjuntamente con su hermano Miró (947-966).

En el mapa podemos observar los condados catalanes hasta su integración en la Corona de Aragón. (s.VIII-s.XII).2

En toda esta historia del castillo de Port, tiene mucho que ver el emperador Carlomagno, devoto de San Cucufate ( San Cugat), en el año de 785 puso al frente al abad Deodato y con 12 monjes de la orden de San Benito fundó la comunidad. Los dotó de varias posesiones y propiedades, con castillos e iglesias, además de confirmar las que ya poseían del castillo de Octavià. Luis el Piadoso I (Ludovico Pío I), parece ser que también cedió concesiones al monasterio de San Cugat concediéndole propiedades en la frontera.

Mir Geribert y las desavenencias con el conde de Barcelona

La información más antigua relativa al castillo de Port, nos sitúa en el año 1058, cuando gobernaba el conde de Barcelona, independiente, Ramón Berenguer I El Viejo.

Mir Geribert (Mirón de Giriberto), su esposa Gilia (Guisla) y sus hijos Bernat (Bernardo) y Gombau (Gondevaldo), pasaron o cedieron el castillo al conde de Barcelona, Ramón Berenguer I y a su esposa Almodis en virtud de una sentencia que lo condenaba a la reparación de ciertos daños cometidos contra el conde».3

Sin embargo, y según otras informaciones, Mir, se casó con Dispòsia de Sant Martí, con la que tuvo dos hijos, Bernat y Geribert; y con Guisla de Besora, con la que tuvo tres hijos; Gombau, Arnau y Ramon.4

Mir Geribert nació en Gavá y murió en Tortosa, 1060, fue un noble catalán, que protagonizó una revuelta de una parte de la nobleza contra el conde de Barcelona, Ramón Berenguer I El Viejo, al no aceptar el régimen de franquezas que éste había concedido a los campesinos.6

Magnate del condado de Barcelona, era hijo de Ermengarda (muerta en 1030), hermana del conde Ramón Borrell I (fallecido en 1018), y de su marido Geribert I, hermano del noble Adalbert (héroe de la expedición de 1010 contra los musulmanes cordobeses), y del vizconde de Barcelona Udalard I. Tanto por la herencia de sus padres, como por sus dos esposas, por sus compras y por sus acciones militares, Mir Geribert llegó a reunir las tierras de la mayor parte del Penedès con los castillos de Olérdola, Ribes, Subirats, Sant Martí, Cezina y Lavit, el castillo de Aramprunyá  (Gavá), el castillo del Port de Barcelona (Montjuïc) y extensos bienes alodiales7 en la comarca del Vallès.8

Ruinas del castillo medieval de Aramprunyà en Gavá, Barcelona. del noble catalán Mir Geribert.

Como hemos podido apreciar en esta presentación orientativa sobre la persona de Mir Geribert, nos damos cuenta de la influencia y poder que dentro del condado de Barcelona llegó a representar, no solamente como magnate del Vallès, sino también por los pensamientos y razones contrarios a la doctrina eclesiástica y de poder que le llevaron a revelarse contra el propio conde de Barcelona, Ramón Berenguer I El Viejo. Por lo cual, Mir de Geribert se convierte en esta historia del castillo de Port en el actor principal que con sus planteamientos y enfrentamientos a la casa Condal, traspasó y elevó la historia de un castillo de frontera a un castillo condal.

Realmente, las primeras noticias documentadas de su existencia datan del año 877, habiendo sido ya conquistada Barcelona (801), cuando el emperador carolingio Carlos el Calvo confirmó los bienes del monasterio. Un año más tarde, su sucesor Luis II dispuso la abadía bajo el dominio de los obispos de Barcelona, apareciendo el nombre del primer abad conocido, Ostrofed. Y es aquí, donde objetivamente empieza nuestra historia del castillo de Port, donde parece ser que la abadía de San Cugat lo cedió entre otros castillos de frontera y propiedades a la casa Condal. Sin embargo, a diferencia del abad Odón, su sucesor el abad Guitad (1010-1053), sufrió los momentos más difíciles del monasterio, debido a la presión de la nobleza feudal que consideraba al monasterio un serio competidor por las tierras fronterizas y por las rentas agrarias. Los nobles, al colonizar territorios no tenían derechos y perdían legalmente, por lo que optaron por la apropiación por la fuerza. Mientras tanto la autoridad condal de Barcelona seguía interesada en mantener la paz y las buenas relaciones con el Islam, ya que era un factor muy importante para los comerciantes. Todo esto y más causas llevaron a la rebelión de los nobles de la frontera, incluido el magnate del condado de Barcelona Mir de Geribert contra el conde de Barcelona Ramón Berenguer I El Viejo (1035-1076).9

Mir Geribert tuvo una relación polivalente con algunos monasterios. Sant Cugat, Santa Cecilia de Montserrat y Sant Benet de Bages fueron víctimas de usurpación de sus propiedades que, más tarde le fueron restituidas. Por contra, San Sebastián de los Gorgs fue fundada por Mir; dio bienes del castillo de Bará en el monasterio de Cluny para fundar un monasterio guerrero, pero la abadía borgoñona no aceptó esta propuesta.10

Debido al descrédito del poder condal durante el cogobierno de Berenguer  Ramón I y Ermesenda en Barcelona, Gerona, Osona y especialmente en la zona del Penedés, área fronteriza con los musulmanes, los nobles, prescindiendo totalmente de la «potestas» del conde, tomaron ellos mismos el control de las fortalezas de las que dispusieron para cederlas como feudo como si fuesen de su propiedad. Entre estos aristócratas antiguos veguers11 convertidos en señores, destaca en el Penedés Mir Geribert, el cual tenía influenzas en Barcelona como primo del vizconde Udalard II (1047-1077) y del obispo Guislabert (1034-1066), en un momento en que, por su dominio del Castell Vell (Castillo Viejo), cerca del antiguo acueducto y del Castell Bisbal (Castillo del Obispado), la familia vizcondal, controla dos de las cuatro torres del recinto amurallado de Barcelona, además del Castell de Port (Castillo del Puerto) en la montaña de Montjuïc, desde donde se domina la ciudad y la ensenada. Antes de proseguir con la narración, es imprescindible hacer un pequeño inciso aclaratorio para evitar errores sobre el castillo del Puerto que se cita, ya que no es el castillo de Port de esta historia, sino la torre vigía  sobre el puerto romano (actual puerto de Barcelona), que después se convirtió en faro, conocido como el Farrell….. En la frontera, Mir Geribert posee el castillo de Subirats y de la Vit, heredados de sus padres hacía 1030, la fortaleza de Ribes, concedida por su primo Guislabert el obispo de Barcelona, y el feudo de Sant Martí de Sarroca, adquirido por enlace matrimonial. Siendo el más poderoso de los señores del Penedés, hacía el 1035, cuando la muerte y sobre todo el testamento de Ramón Berenguer I acaban hundiendo el poder condal, para señalar su autoridad, asume el título de príncipe de Olèrdola.

Los nobles del Penedés, reunidos  alrededor de su líder Mir Geribert, son contrarios al poder condal porque este mantiene la paz con los musulmanes, la cual es beneficiosa para los comerciantes de Barcelona y para el conde las parias que cobra a los reyes taifas musulmanes, pero que es ruinosa para los aristócratas que solo pueden acceder a las riquezas de los musulmanes, mediante el saqueo y el botín. Los barones del Penedés tampoco aceptan que el conde otorgue derechos de franqueza, garantías y seguridad de bienes a las comunidades campesinas, ya que eso les impide imponerles impuestos. De esa forma, aboliendo las garantías y concediendo, en un acto de soberanía el derecho a sus castlans (castellanos) de imponer tributos a los hombres libres, Mir Geribert afirmaba su condición de líder de los nobles feudales. Otro motivo de disputa entre el conde de Barcelona y la nobleza era su apoyo a las pretensiones del Monasterio de San Cugat del Vallés, el cual basándose en unas concesiones realizadas doscientos años atrás por Luis el Piadoso I, se proclamaba propietario de extensos dominios en el área de la frontera. De esta forma, cuando un noble llevaba a cabo un intento de colonización y este tenía éxito, el monasterio reclamaba sus derechos sobre el territorio exhibiendo ante los jueces los pergaminos de Luis el Piadoso, porque siempre obtenían sentencias favorables a sus intereses y contrarias a los clanes nobiliarios como el vizcondado; de esta forma, muchas familias nobles decidieron prescindir de los tribunales, donde siempre tenían las de perder, y apoderarse por la fuerza de los bienes de la abadía.12

Monasterio de San Cugat a finales del s.XIX. Se puede observar como la puerta y las ventanas del claustro se encontraban tapiadas. También se aprecian las marcas en las paredes de los edificios que se habían adosado a la sala capitular.

Los partidarios de Mir llegaron a apedrear el Palacio Condal de Barcelona(1041) desde los edificios próximos, el campanario de la catedral y el Castell Nou. Hasta 1049 en que el señorío de Olérdola volvió a Ramón Berenguer I, y Mir Geribert y Guisla iniciaban la revolución (1049-1052) contra la potestas condal, tratando de anular las franquicias concedidas por los condes a los habitantes de Olérdola y del Vallès, y fomentando el impago de las parias debidas por los musulmanes de Zaragoza, Lérida y Tortosa a la Casa Condal de Barcelona (1052) y a quienes se las había comprado Mir Geribert deseoso de controlar el poder de la nobleza feudal frente a la autoridad superior del conde. Los hechos de este decenio hicieron que los nobles favorables  a la casa condal y los obispos de Barcelona, Guislabert; de Gerona, Berenguer, y de Vic, Guillen, presididos por el arzobispo de Narbona, Guifred, en quien seguía recayendo la máxima autoridad provincial de la Iglesia catalana por hallarse todavía Tarragona en poder de los musulmanes, se reunieran con los representantes de la nobleza laica en un tribunal que sentenció (1058): a favor de la prevalencia de la «potestas» condal y dictó la obligación por parte de Mir y sus vasallos directos, de devolver las parias y los derechos percibidos injustamente, así como pagar una multa de 200 onzas de oro por los desmanes efectuados por Bernat, hijo de Mir Geribert, en una cabalgata contra Aramprunyà.

Aunque Mir pareció someterse y prestó homenaje al conde, pronto volvió a sus actos de hostilidad contra Ramón Berenguer I, incordiando al conde y a sus vasallos directos durante otros seis años. Periodo en el cual actuaron como miembros de la curia condal, entre otros, Pons Bonfill March y Ervigi, sacerdote y juez que intervinieron en los litigios repetidas veces.

Facilitó la actitud rebelde de Mir el hecho de haber excomulgado tres veces el Papa Víctor II al conde Ramón Berenguer y a Almodis, a instancia de la abuela Ermesenda y de sus parientes obispos y del propio arzobispo de Narbona Guifred I (1056). Todavía Mir Geribert y sus hijos se apoderaron de los castillos de Curull y Besora, pertenecientes a Gombau de Besora, de varias parroquias del Vallès y del feudo de Caldes de Montbui y de otros bienes alodiales de otros nobles y jueces. En torno de 1058 tendió a cambiar la situación de los condes y sus valedores, gracias a sus dotes diplomáticas, hasta 1063, mientras Mir Geribert veía que empezaba a declinar su estrella política. Cuando con gran solemnidad el 18 de noviembre de 1058 se consagra la catedral románica de Barcelona, Mir se había retirado a Tortosa, en connivencia con el rey Mugtadir, y Ramón Berenguer I se aprovechó para negociar con él unas «connivencias» o pactos refrendados en Barcelona (1059), recuperando el conde sus bienes y castillos. Con objeto de hacerse perdonar del conde, Mir se ofreció a prestarle homenaje, reconocer su potestas y, junto con su hijo Bernat, se comprometió a realizar una expedición en 1060 para conquistar el castillo de Mora de Ebro, con tan mala fortuna que en ella murieron Mir Geribert y su hijo Bernat, a manos de los sarracenos de Tortosa que pocos meses antes habían colaborado con Mir. La casa condal rehacía sus dominios hasta el río Gaià y a Guisla le eran encomendados los castillos de Aramprunyà (Gavá) y Olérdola con poder para transmitirlos a sus hijos.13

De castillo de frontera a residencia de los condes de Barcelona.

A la muerte del conde de Barcelona (1035-1076), el reinado recayó sobre los hermanos gemelos, acaso gemelos, Ramón Berenguer II Cabeza de Estopa y su hermano Berenguer Ramón II El Fratricida, condes independientes de Barcelona, Gerona, Osona-Vic, nacidos en 1053, hijos de Ramón Berenguer I El Viejo, y la condesa Almodis de la Marca.

Al morir Ramón Berenguer El Viejo en 1076, dejó el patrimonio en herencia a sus dos hijos en régimen de condominio, pero las apetencias de ambos hermanos y sus respectivos consejeros hicieron preciso buscar un reparto equitativo después de tres años de conflictos.

En 1079, viendo que era imposible mantener el condominio por las diferencias existentes, propusieron una serie de acuerdos para el repartimiento de los bienes heredados. Se propusieron cambiar de residencia en la Ciudad Condal cada seis meses, alternando entre el Palacio Condal o Castell Vell y varias residencias privadas. De hecho, sustituidas por el Palacio Menor, situado en la zona norte de Barcelona.

Aunque Ramón , el mayor (por haber nacido primero de ser gemelos, o por haber nacido antes que su hermano de no serlo), parece que prevalecía sobre el menor, la envidia y malevolencia de los consejeros quienes provocaron la tragedia que le costó la vida seis años después.

La nobleza se hallaba dividida entre ellos. A Ramón, por ejemplo, le dio potestas el noble Arnau Mir de Tort por los castillos de Olérdola y Aramprunyá, prometiéndole fidelidad y ayuda. El Papa Gregorio VII intentó mediar desde 1076, y nombró una comisión de eclesiásticos que en mayo de 1079 convino que los hermanos Ramón y Berenguer se repartieran con equidad la ciudad de Barcelona y el resto del patrimonio familiar con los castillos, casas, tierras distribuidas por el condado desde el Llobregat al Besós.

Al hacer el reparto de los bienes patrimoniales el 17 de mayo de 1079, Ramón Berenguer II se quedó el Castell Nou, con la bodega y corrales, dos mil mancusos, y las torres situadas dentro del Palacio Condal.

La isla del Port con el alodio, huertos y patios de Bernat Ramón desde el Besós al Llobregat, divididos por la mitad. El castillo de Castellví de la Marca con su término a excepción de la Torre Delà y Vallmoll.

Avinyó con la «curtis» condal, Aramprunyà, la Almínia, Gavá, Benviure a Sant Boi de Llobregat y los huertos condales. Pallejà y Les Franqueses, Sant Just Desvern, las domenges14 del Llobregat, la iglesia de Santa María de Caldes y treinta cerdos en Les Franqueses, Sils del Vallès, Vilamajor con la cuarta parte de la iglesia de Sant Pere de Vilamajor y el Palacio contiguo. Además de unos días de estancia en el Palacio de Barcelona. Quien viviera en las casas de Bernat Ramón tendría también el castillo de Port, además de su dominicatura, o sea, la tierra que el señor se reservaba para su explotación cuando entregaba un feu.15

Por su parte, Berenguer Ramón II se quedaba el Castell Nou con las torres que contenía en el lado del mar, hasta la bodega de Bernat Ramón, incluida dicha bodega. Las estancias del Castillo de Port, situadas en Montjuïc, se irían cambiando cada seis meses, con lo cual ambos vivían seis meses al año en el palacio de su padre.

Berenguer Ramón II obtuvo, además, el castillo de Santa Perpétua, Montagut, Pontons y Vilademager, Tamarit, Cubells y Castellet. La torre Delà y Vallmoll con las compras hechas por su padre, el conde Ramón Berenguer I. Además de Cabrera y Piera, Egera (Tarrasa) y el castillo del Far de Llinars del Vallès.

El reparto de bienes de 1079 no supuso el cese de las hostilidades y, en 1082, Ramón Berenguer II Cabeza de Estopa, fue muerto alevosamente con la connivencia de la hueste de su hermano Berenguer Ramón II, apodado el Fratricida. La muerte de Ramón Berenguer, fuese o no a instigación de su hermano, motivó una crisis interna en el condado de Barcelona que no puede considerarse resuelta hasta 1086 y, definitivamente, hasta 1097, con la llegada al poder del hijo del difunto, Ramón Berenguer III. Mientras, en este periodo intermedio, la autoridad de Berenguer Ramón II fue cuestionada por una parte de los caballeros catalanes y, en 1084, incluso pareció que iba a estallar una guerra civil, porque los nobles de los estados condales reunidos en asamblea y bajo la presidencia del obispo Berenguer Seniofredo de Vic, encomendaron la tutoría de Ramón Berenguer III, hijo del conde asesinado, al conde de Cerdeña Guillem Ramón y a su mujer Sancha, y a la vez le encomendaron también la dirección de la lucha conta Berenguer II. Los partidarios del sobrino de éste, Ramón Berenguer III, ofrecieron el señorío superior o potestas de sus dominios al rey Alfonso VI de Castilla. Pero una nueva asamblea de nobles, reunida en junio de 1086, decidió que fuera designado tutor de su sobrino Berenguer Ramón II durante once años, para asociarle después al gobierno de los condados catalanes. Desde 1086, Berenguer Ramón II inició una política de intervención en Valencia que acabó fracasando en (Tévas, 1090), con lo cual se buscó la intervención hacia Tarragona.

El Papa Urbano II, el 1 de julio de 1091, promulgaba una bula desde Capua (Italia) con la cual restablecía la sede metropolitana en Tarragona, ciudad todavía no conquistada a los musulmanes, por lo que debía el conde infeudar el principado de Cataluña al Papa y pagarle el censo anual de veinticinco libras de oro. El obispo de Vic, Berenguer de Lluça fue nombrado arzobispo. En otoño de 1095 se preparaba en Clermont-Ferrand la primera cruzada general y Urbano II, en la primavera de 1096, colaboraba en la pacificación del principado, desde Tolosa, para conseguir la participación de los caballeros catalanes en la empresa de Tierra Santa. Berenguer Ramón II debió de morir en 1097, cumplidos los cuarenta y cuatro años de edad.

La muerte de Ramón Berenguer II provocó una tremenda crisis. El vizconde Bernat Ató I ocupó de inmediato los condados de Beziers y Agde, declarando que le amparaban los derechos del hijo y sucesor del difunto Ramón Berenguer II, muy joven todavía. Hubo quien atribuyó la muerte del conde a los hombres de su propio séquito, pagados según la voz popular, no comprados. Hubo quien propagó que había sido muerto por la gente de su hermano. Se cuenta que sus restos fueron abandonados en una cavidad conocida por «La Perxa del Astor» debido a que señaló el lugar un astor que el conde utilizaba en sus campañas de cetrería. Una vez recuperado el cuerpo por sus fieles fue trasladado a la Catedral de Gerona, donde Pedro III El Ceremonioso hizo enterrarlo en 1365 en un sepulcro cincelado por el escultor Guillén Morey.16 

El destino del castillo de Port.

En 1162 el conde Ramón Berenguer IV El Santo, cierra el ciclo de los condes independientes. Sin embargo, en su hijo Alfonso II nombrado sucesor del Reino de Aragón y conde de Barcelona, habiéndose alzado la unión dinástica con el Reino de Aragón. Parece ser que el castillo de Port estuvo en manos del patrimonio condal hasta el año 1384, desconociendo quienes fueron sus moradores, hasta qué, Pere Sacosta, consejero, alcalde general de Cataluña durante parte del reinado de Pedro III y procurador del rey, le encargo establecer al prestigioso maestro de obras Joan Franch, el castillo de Port. No hemos encontrado referencias que indiquen que la restauración se llevara a cabo. Sin embargo, en aquel momento, según documento, el castillo era un edificio formado por una torre envuelta por una muralla con fosa y barbacana, había un patio con un lavadero y pozo, plantación de árboles de diferentes especies y un huerto que le decían huerto de los avellaneros. Pertenecían al castillo las tierras del entorno, en una extensión que el documento no detalla pero que era sin duda, muy grande.17

Doscientos años más tarde

Fueron pasando los años al mismo compas que iban cambiando los hábitos y destinos de los reyes de Aragón y condes de Barcelona. La decadencia llegó también para aquellos castillos de frontera que tanto protagonismo habían tenido, fueron olvidados y derrumbándose sin dejar huella, y muchos de ellos vendidos. No obstante, nuestro castillo de Port, como protagonista, conservaba la dominicatura de los terrenos de su término que el señor se reservaba para su explotación, adquiridos por el derecho de señoría según lo establecido en el reparto de los bienes patrimoniales concedidos a los condes de Barcelona Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II. Estos derechos, no pasaron desapercibidos entre algunos ciudadanos de influencia política y prestigio social, lo que determinó que no todos los ciudadanos conocieran los derechos adquiridos sobre las tierras del castillo de Port, hasta que un día, un ciudadano honrado, jurista y doctor en derecho, compró el castillo de Port, y claro está, lo más importante, y repito lo más importante, las tierras de su término que aún a pesar de los doscientos años transcurridos seguían teniendo el derecho de señoría, dejando al castillo que acabara desmoronándose piedra a piedra sin demostrar interés alguno.

 

La condición de ciudadano honrado acompañaba aquellos a quienes la buena fortuna o una afortunada herencia habían procurado riqueza económica, influencia política y prestigio social. Francesc Salaverdenya vivió en Barcelona entre los siglos XVI y XVII y gozaba de esta posición. Era descendiente y heredero de otro ciudadano honrado llamado Miquel Sarrovira, de una prospera familia de mercaderes activa de la ciudad desde la baja edad media. Miquel Sarrovira, jurista y doctor en derecho, ejercía de abogado de la cuidad y fue escogido consejero Jefe de Barcelona el día de Sant Andreu en el año 1572. Durante el ejercicio de este cargo, el día 13 de marzo de 1573, compra al mercader Pere Vinyals el castillo de Port y las tierras de su término.

Lienzo de Lluís Rigalt, campos del territorio del castillo de Port. Casa Antúnez, mayo de 1876.

Miquel Sarrovira adquirió el castillo doscientos años después y las cosas habían cambiado bastante porque en la escritura de venta constaba lo siguiente sobre el edificio:

Estaba en aquel momento derribado y deshabitado. La posesión del edificio no era lo suficiente interesante.

Sin embargo, si que eran interesantes, evidentemente, los 44 morabatins de oro que los propietarios del castillo tenían derecho  a recibir cada año por los derechos de señoría sobre las tierras de su término.

Formaba parte de las posesiones del castillo otra casa o torre, a la plana de la Marina y cerca del Estany de Port, que se conocía con el nombre de torre de Sarrovira haciendo mención al nombre de quien había sido el propietario. Años después fue adquirida por el notario Antoni Navarro y es la misma casa Navarro que se menciona, en diferentes documentos del siglo XVIII. Las posesiones del castillo eran extensas, pero buena parte de las tierras, estaban cerca del Estany de Port, eran baldías y no producían ningún tipo de ganancia. Francesc Salaverdenya, decidió incrementar las rentas que percibía como señor del castillo de Port y lo que hizo fue transferir la propiedad de alguno de aquellos terrenos baldíos que estaban cerca de la torre de Sarrovira. Utilizando el mecanismo establecimiento (emfitèutic), derecho. El establecimiento es una formula jurídica de origen medieval por los traspasos de bienes y derechos que consisten, mucho sintéticamente en la cesión de la propiedad sobre una determinada cosa o cambio del pagamento perpetuo de una prestación anual llamada censo.

Entre los días 24 de agosto y 1 de octubre de 1626, Francesc Salaverdenya otorgó en establecimiento diferentes piezas de aquella  tierra baldía. Fueron adquiridas por Joan Prats, Joan Llarí y Mateo Boxeda, los tres maestros de casas; el tapiador Miquel Martagota; los tintoreros de cera Francesc Castillo y Fabià Ferrer y un pagès de Barcelona que se llamaba Pere Amat. La condición fundamental, y así constaba siempre en los documentos del establecimiento, era mejorar el bien que se establecía, eso quería decir, que al tratarse de tierras baldías,  era responsabilidad de todos aquellos adquisidores hasta que dejaran de serlo poniéndose en cultivo. Todos estos establecimientos suponían que Francesc Salaverdenya se desprendía de la notable extensión de 42 mojadas de tierra de las posesiones del castillo de Port, a cambio, pero, del derecho a percibir censos por valor de 84 lliures de Barcelona cada año.

Casa o torre Sarrovira, después casa Navarro, y por último tal y como la vemos en la fotografía, Can Cisó, también conocida como can Xixo, en los terrenos donde en la actualidad se encuentra ubicado el Banco de Alimentos de Barcelona en la calle de los Motores. Fotografía de octubre de 1932. Autor desconocido. Archivo Municipal del Districte de Sants-Montjuïc. (AMDS).

Lo que hizo Francesc Salaverdenya con una parte de sus posesiones en el castillo de Port en el año 1626 es un ejemplo de otro de los elementos que intervienen en la formación de los barrios de la Marina: el lucro. El objetivo se convierte en un espacio de ganancia, en renta, cosa que no es posible sin que se haga una actividad.18

Castillo de Port o torre vigía Farrell

He encontrado algunas pequeñas referencias que conllevan a confundir el nombre del Castillo de Port con la torre vigía del Farrell, actual Castillo de Montjuïc, diciendo, que en 1640 a consecuencia de la guerra dels Segadors, el castillo de Port se convirtió en un fuerte (fortín) militar con el fin de poder soportar un peligro inminente de un ataque naval por parte de la flota española  de Felipe IV. Aunque por otra parte, la más conflictiva que podemos ver en las redes, es a la hora de su interpretación, la siguiente: «Castillo de Montjuïc: Se encuentra situado en la cima de la montaña de Montjuïc en Barcelona, y asentado sobre el solar de la antigua torre del Farrell que a su vez lo estaba sobre el Castell de Port erigido en el año 1022″.  Para diferenciar el uno del otro, solamente hay que saber el lugar de donde estaban ubicados. El castillo de Port, estaba ubicado en la falda de poniente de la montaña de Montjuïc, sobre la parte alta del antiguo puerto de Barcelona íbero-layetano, y justo encima de la cantera romana conocida actualmente como el «Fossar de la Pedrera», justo al lado del cementerio del sudoeste y con pleno dominio sobre el delta del Llobregat. La torre de «ipso farello» conocida como torre Farrell, tiene constancia documental desde 1031, se ubicaba en un pequeño promontorio de la colina, de cara al mar y la ciudad, justo por encima del cementerio del sudoeste. Las primeras referencias hablan de una torre de vigía y de la instalación de una luz para el faro (1091). Aquella torre de vigía durante la guerra dels Segadors se iría convirtiendo en un pequeño fortín que, en la actualidad es el Castillo de Montjuïc. Evidentemente, está claro, que uno era un castillo y el otro una torre vigía.

La Ermita de Port, vinculada al castillo de Port

Iglesia de Nuestra Señora de Port en construcción (1945). CDHM-LM

La Ermita de Port se encuentra a trescientos metros aproximadamente del antiguo castillo de Port, en el primer llano de la falda de la montaña de Montjuïc, se documenta sobre el 16 de octubre del año 1031, fecha en que Ermengarda, hija del conde de Barcelona Ramon Borrell, estipuló en su testamento, entre otros legados piadosos , donaciones para la capilla de la Mare de Déu de Port. Probablemente la capilla de Port ya existía en aquella fecha porque el testamento de Ermengarda no habla explícitamente de ningún acto de fundación y porque aquella capilla estuvo siempre vinculada con el castillo de Port, construido anteriormente. Galzeran de Sarrià fundó un beneficio tiempo después, en fecha indeterminada pero sin duda antigua porque sus rentas fueron transferidas a las del altar mayor de Santa María del Mar el 25 de octubre de 1458. A uno de los señores del castillo de Port, el mercader de Barcelona Benet Diumer, se le debe atribuir la disposición de una nueva imagen, consagrada el 6 de agosto de 1496. En el siglo XVII era tradición remota e indemostrable según la cual la imagen fue encontrada en una cueva al pie de Montjuïc. Con el paso de los siglos, y la «guerra de sucesión»  la iglesia empezó a sufrir los estragos de los hechos de armas ocurridos durante el asedio de la ciudad de Barcelona, entre los días 13 y 20 de octubre de 1713, hubieron fuertes combates y fuego de artillería cerca de la capilla de la Mare de Déu de Port y a la cantera de Safont, cuando la guarnición de Montjuïc, que defendía la ciudad, se enfrentaba a los soldados del ejército borbónico que se habían hecho fuertes a can Navarro. La  iglesia quedó destruida y se reconstruyó acabada la guerra. La inscripción que figuraba en el dintel de la puerta principal así lo hizo saber:» Año 1716, se ha hecho la nueva iglesia con caridad de devotos».19 

En 1910, según información, el castillo de Port fue destruido con la apertura de la carretera del Port, de la misma manera que la capilla de la Mare de Déu de Port.20 Sin embargo, aquí hay algo que no me cuadra, que la capilla fuera destruida, es lógico, porque estaba dentro de la apertura de la carretera del Port, pero el castillo de Port, estaba en lo más alto de la montaña, aunque muy cerca de la capilla pero totalmente aislado de la barriada y de la carretera del Port. Quizás temían algún desprendimiento de piedras que pudieran afectar a la propia barriada de Port.

 La última transformación realizada nos sitúa en la posguerra de la Guerra Civil, en mayo de 1941 cuando se colocó la primera piedra, finalizando la obra del templo el día 5 de octubre de 1947.21   

Circunscripción del antiguo castillo de Port

En 1806, la documentación nos sitúa en el territorio que fue la circunscripción del antiguo castillo de Port. El geómetra del rey Carlos IV, llamado el «Cazador» (1788-1808), Manuel Cherta, delimitó los dominios del castillo:22

Un territorio delimitado «a oriente con el collado Forcat o Enforcat, a mediodía con el Mar, a poniente con Río Llobregat y a cierzo con el camino que del collado Forcat baja por la montaña de Montjuhi y llegando al punto cerca de la casa o Torre de Santa Madrona gira y se encamina al punto en el extremo de la plaza de la Cruz Cubierta, donde prosigue pasando por la Bordeta y por Santa Eulalia de Provençana, dirigiéndose a encontrarse en Río Llobregat.

Detalle del castillo de Port y su término en un plano signado por el geómetra Manuel Cherta el 16 de julio de 1806. Arxiu Hisòric de Protocols de Barcelona (AHPB).23

Decadencia y ruina del castillo de Port.

Algunos investigadores comentan que durante los siglos XVI y XVII la conservación del castillo fue nefasta, siendo el  Consejo de Ciento o el Consell Municipal el encargado de su cuidado. Pronto fue degradándose perdiendo piedra a piedra sus murallas y su torre de origen ibero-layetano. En 1910 quedaba  un trozo de la torre que resistió a los diferentes cambios políticos-militares por su ubicación estratégica, y de las distintas civilizaciones y culturas que fueron pasando durante siglos a medida que también iba cambiando el entorno del delta del Llobregat.  Sin embargo, encontramos en 1496 un nuevo señor del castillo de Port, el mercader llamado Benet Diumer.24 Desde 1496 a 1573, pasaron 77 años, lo que quiere decir, que en algún momento de ese periodo de tiempo, el castillo quedo deshabitado y mal parado. El Consell Municipal durante los siglos XVI y XVII no tuvo nada que ver, debido a que en 1573 era comprado sabiendo la situación ruinosa en que se encontraba por Miquel Sarrovira constituyéndose en estado de privacidad, lo cual le otorgaba el derecho de rehabilitación de su propiedad a él y a su heredero como señores del castillo y no al Consell Municipal o al Patrimonio Condal. 

Restos de la torre del antiguo castillo de Port (Principios del siglo XX). CDHM-LM

El heredero de Miquel Sarrovira, su hijo Francesc Salaverdenya en 1626, se dedicó más a sacar rendimiento a las tierras con ánimo de lucro, aprovechándose de incrementar las  rentas que percibía como señor del castillo de Port. Mientras tanto el castillo seguía degradándose más, a finales del siglo XIX principios del XX, solo quedaba como ya hemos comentado un trozo de la torre. Entre los despropósitos de unos y los intereses de los otros, el castillo de Port, cerró con el telón el escenario y el protagonismo que durante tantos siglos había permanecido dominante en la montaña, se desmoronó  desapareciendo como desaparecieron las civilizaciones y culturas que alimentaron y fomentaron nuestra vida actual.

Como podemos apreciar en el lienzo que encabeza el inicio de este artículo, pintado por Lluís Rigalt en 1874, sería ilógico pensar que el artista lo pintara sobre un paisaje irrealista de la Marina sin estar el castillo allí representado. Por lo cual, el lienzo es un documento que habla por si solo, desmontado la hipótesis de que desde 1579 estaba destruido, que no es lo mimo que deteriorado o en estado ruinoso. Sin embargo, he leído en alguna página web, la noticia de que el castillo fue volado con la intención de abrir un camino. Lo cierto, sobre esta información, es que no he podido lograr aclaración alguna. Los libros escritos consultados que hablan del castillo, no hacen referencia, por lo qué, posiblemente, fuera una invención o una mala interpretación que todavía en la actualidad sigue sin ver la luz para que se pueda justificar su veracidad.

Mientras los restos del castillo de Port iban desapareciendo, crecía desmesuradamente el barraquismo de Montjuïc, documentado, al menos, desde 1870. Entonces constituían la pobre residencia de los trabajadores de las canteras. Más tarde, este sistema de habitación proliferaría con cada una de las oleadas de inmigrantes generadas por el convulso crecimiento de la ciudad. La montaña de Montjuïc llegó a albergar a unos 50.000 barraquistas que coexistían con los propietarios de los antiguos huertos de principios de siglo XX. Las duras condiciones de vida en Montjuïc forjaron entre otras barriadas, la del Esparver, donde vivió mi familia en 1923, que estaba junto a la masía del mismo nombre y a pie mismo del castillo de Port. El barraquismo transformó la montaña, siendo un eslabón más de la cadena, como lo fue el abandono por parte de los señores del castillo, y los elementos naturales. El castillo de Port, no desapareció a principios del siglo XX, sino a finales del siglo XV.

Placa conmemorativa: Restos del antiguo castillo de Port, siglo XI. Residencia temporal de los condes soberanos de Barcelona, Ramon Berenguer II (Cap d’Estopa) y Berenguer Ramon II (El Fratricida).

Del castillo de Port, solo ha quedado una piedra con una placa conmemorativa que representa su identidad, eso si, nuestro castillo, nos dejó una huella importante en la historia íbero-layetana y medieval, así como el nacimiento de una nueva forma de vida, la revolución industrial que acabó con la vida agrícola. Un legado universal que perdurará en el tiempo, es el nombre de la Ermita de Port (antes del 1030), el nombre de la vieja barriada de Port y sus tierras ganadas al delta del Llobregat conocidas como la plana de la Marina, actualmente, la Zona Franca.

Las palabras escritas no se las lleva el viento y quedan grabadas para siempre. Mi buen amigo Ramon Anglès en su libro «Una mirada al pasado-Historias del barri vell de Port», dejo escrita la siguiente frase para recordar siempre:

«En aquella época, el castillo se tenía por un lugar extraño y misterioso, digno escenario de las andanzas del rebelde. El castillo estaba en Montjuïc, una montaña cuya cúspide, llena de olivos y algarrobos, se hundía entre las nubes. Arriba medraba el armiño, algo más abajo la retama, y los múltiples manantiales allí existentes descendían regando las terrazas que acaban abriéndose sobre un valle fresco y alegre».

 

Notas:

 1.- Web: Condados Catalanes- Arteguias

      https://www.arteguias.com/condadoscatalanes.htm

 2.-  Web: Reyes y Dinastia (s.VIII-s.XII)

      https://reyes y dinastia.blogspot.com/2011/12/historia-de-los-condados-catalanes.htm

 3.- Una historia de La Marina de Sants-Vides paral-leles. Año 2007. Ajuntament de Barcelona i Consell Municipal del   Districte de Sants-Montjuïc. ISBN: 978-84-9850-021-9, pág.  101.

 4.- Wikipedia La enciclopedia libre – Mir Geribert

 5.- Wikipedia La enciclopedia libre – Mir Geribert

 6.- Wikipedia La enciclopedia libre – Mir Geribert

 7.- Alodiales: Heredad, patrimonio. Es el régimen de propiedad de bienes inmuebles, generalmente de tierras, en el   cual el propietario tiene derecho sobre ellas, es decir, tanto el directo como el de uso. El alodio también puede definir   como una propiedad que está libre de toda carga señorial.

 8.- Web: Real Academia de la Historia – Mir Geribert

 https://debe.rah.es/biografias/16778/mir-geribert

 9.- Web: Wikipedia La enciclopedia libre – Monasterio de Sant Cugat del Vallès

10.- Wikipedia La enciclopedia libre – Mir Geribert

11.- Veguers: Magistrado que poseía la autoridad delegada de la corona en una demarcación determinada, con jurisdicción gobernativa judicial y administrativa.

12.- Wikipedia La enciclopedia libre – Ramón Berenguer I

13.- Web: Real Academia de la Historia/ JMir Geribert

       https://dbe.reh.es/biografias/16778/mir-geribert

14.- Domenges: Palabra usada en tiempos medievales. Antiguo dominio o reserva señorial. Derecho de propiedad.

15.- Feu: El feu, era un señorío, es decir, un territorio que el monarca condecía a un noble por ser el vasallo y prestarle protección militar, consejo y apoyo político. El objetivo del feudo, consistía generalmente en el insufructo de un territorio, o un campo para trabajar y cultivar.

16.- Web: Real Academia de la Historia-Berenguer Ramón II.

        Web: Real Academia de la Historia-Ramón Berenguer II.        

17.- Una historia de La Marina de Sants-Vides paral-leles. Año 2007. Ajuntament de Barcelona i Consell Municipal del Districte Sants-Montjuïc. ISBN: 978-84-9850-021-9, pág. 101.

18.- Una historia de La Marina de Sants-Vides-paral-leles. Año 2007. Ajuntament de Barcelona i Consell Municipal del Districte Sants-Montjuïc. ISBN: 978-84-9850-021-9, pág. 101 y 103.

19.- Una historia de La Marina de Sants-Vides paral-leles. Año 2007. Ajuntament de Barcelona i Consell Municipal del Districte Sants-Montjuïc. ISBN: 978-84-9850-021-9, págs. 185 y 187.

20.- Web: Memòria arqueológica de la intervención efectuada al carrer de…

(PIQUER, 1998; PÉREZ I CABALLERO, 1996; HERNÁNDEZ I VALLÈS, 1994; ARMENGOL, 1947).

21.- Una mirada al pasado – Historia del barri vell de Port. Año 2008. Centre d’Estudis de Montjuïc. C.I.B-50298-2008, págs. 91 y 92.

22.- Una mirada al pasado – Historia del barri vell de Port. Año 2008. Centre d’Estudis de Montjuïc. C.I.B- 50298-2008, págs. 14 y 15.

23.- Una historia de La Marina de Sants-Vides paral-leles. Año 2007. Ajuntament de Barcelona i Consell Municipal del Districte Sants-Montjuïc. ISBN: 978-84-9850-021-9, pág. 100.

24.- Una historia de La Marina de Sants-Vides paral-leles. Año 2007. Ajuntament de Barcelona i Consell Municipal del Districte Sans-Montjuïc. ISBN: 978-84-9850-021-9, pág. 185.

Portada:

El pintor Lluís Rigalt realizó numerosos dibujos y pinturas del entorno de la ciudad de Barcelona. Este lienzo corresponde a Casa Antúnez en el mes de mayo de 1874. Al fondo podemos ver la silueta del castillo de Port. (Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi (RACBASJ).

 

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4 comments

  • Joanet agosto 28, 2023   Reply →

    Excelente trabajo. Gracias!

    • Antonio Santafé septiembre 5, 2023   Reply →

      Gracias a ti por seguir leyéndome. Un saludo.
      El próximo artículo, la inmigración en Montjuïc.

  • Josep Maria Muria sibera agosto 30, 2023   Reply →

    amic antonio com sempre una feina impresionan aquesta vegada extraordinari el correo que mes enviat pero aquesta vegada potse mes que altres vegades que ya es dificil me he lligit el correo dues vegades he disfrutat espero que si ten vas fora de CATALUNYA no olvidis de escriure correos com aquet ha sigut no se per que impresionat una abrassada

    • Antonio Santafé septiembre 5, 2023   Reply →

      Como alegra saber que mis artículos e investigaciones te siguen abriendo las ganas le leer.
      Un fuerte abrazo para los dos.

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