Castillo del Port: de torre vigía a castillo medieval [Primera Parte]

Hablar de la montaña de Montjuïc, es un antes y un después de la historia viva de nuestra ciudad. Retroceder al pasado para comprender la importancia que tuvieron en aquellos tiempos los cambios de las diferentes culturas que, por fortuna, fueron depositando vestigios que a través de los siglos han sido hallados e identificados en nuestra montaña mágica. Esto, dio origen al protagonista -la torre vigía- que en este artículo pretendo descubrir y que se mantuvo hasta nuestros días brindándonos su imagen en lo alto de la montaña y donde su estado físico fue degradándose hasta llegar a una situación ruinosa, de abandono y de derribo, recordándonos que por ella habían pasado diversas civilizaciones, multitud de hechos históricos y cambios importantes que marcaron a la actual civilización.

Origen de la torre vigía de Port.

Para empezar este artículo y comprender objetivamente la funcionalidad e importancia que tuvieron las torres vigías, quiero remarcar la frase que escribió el autor en «Historia de Iberia Vieja» 1,sobre las Atalayas, la cual dice lo siguiente: 

Podríamos afirmar que nuestros flamantes satélites son las atalayas del siglo XXI. Su función, en realidad, apenas habría cambiado respecto a aquellas torres de vigilancia que ya utilizaron sucesivas civilizaciones, y tal vez su origen pudiera enmarcarse en ancestrales refriegas durante el Neolítico, cuando los hombres hacían uso de oteros donde avistar con antelación al intruso.

Restos de la torre del antiguo castillo de Port (Principios del siglo XX ). Foto, CDHM-LM.

La situación geográfica de la montaña de Montjuïc, con una excepcional vista sobre el llano de Barcelona y la Serralada Prelitoral, que con el mar y el río Llobregat desaguando sus aguas a sus pies formando un puerto natural marítimo y fluvial, transformó el entorno de la montaña en el lugar idóneo para que los íberos de LAIEZKEN que significa «Los LAIEZ» tomaran el nombre de layetanos, se asentaran allí y fundasen un gran poblado para vivir, llegando a convertirse en grandes comerciantes lo que conllevó a que aquellas tierras fértiles proporcionaran abundantes cereales y caza, asociándose con la pesca en un gran puerto donde se originó un genuino centro urbano y comercial de poder.

Según los historiadores, la muralla de Barkeno y la ciudad ya existían antes de que los romanos se asentaran en la montaña allá por el siglo I a.C. Por eso, no es de extrañar, que cuando se estableció la colonia romana se le dio, entre otros, el nombre de Barcino, tomando como propio el del poblado ibérico y su moneda 2. En cuanto al poblado layetano, Montjuïc posiblemente fuera una de las acrópolis de LAYESKEN por un as ibérico con esa leyenda encontrada en la misma montaña, debido a que Barcelona estaba rodeada de varias acrópolis que se podían observar desde Montjuïc, de ahí los diferentes asentamientos en lo alto de la montaña, no solo existía Barkeno, también sus acrópolis circundantes con sus nombres propios, de los cuales aparecieron los distintos descubrimientos de restos hallados en zonas próximas las unas de las otras que datan de los siglos VII y VI a.C. Según los arqueólogos, si la Barkeno ibérica tenía suficiente entidad estaría ubicada bajo la Barcino romana y LAIEZ en Montjuïc o cerca de ambos sitios.

L’Esparver y la nueva urbanización de la Marina de Port (2008). Foto, Ramon Anglés.

El pueblo layetano fue capaz de generar la suficiente autonomía social, política y económica para impulsar su propio comercio y moneda. No es casualidad que con estas características bien forjadas y desarrolladas, llegaran a tener una buena y fluida relación con el Imperio de la República, que a su vez, llegó a Montjuïc sin invadir el territorio y realizando con anterioridad contactos y acuerdos comerciales con sus habitantes layetanos, para después fundar sus ciudades 3.

Las excavaciones llevadas a cabo en 1946, 1984, 1987 y 1990, permitieron con el material encontrado afirmar sin duda alguna que existió un gran poblado en la montaña. Un pueblo íbero que para su defensa construyó muros de piedra y una torre de vigilancia ubicada en lo más alto del territorio ocupado. Esto argumentaría las técnicas constructivas que los íberos fomentaron haciendo gala en determinados emplazamientos geográficos, eligiendo los lugares de sus asentamientos buscando no sólo el abastecimiento del agua y tierra fértil, sino que eran normas establecidas para tener una rápida y sólida funcionalidad defensiva con el fin de desempeñar un control, no solamente de los intrusos  que venían por el mar, sobre el puerto antiguo situado al sur de la montaña y el acceso al estuario que servía de penetración hacía el territorio interior a través del río Llobregat, con instalaciones portuarias de almacenaje de grano y abastecimiento de agua, sino que también lo hacía así mismo con los territorios de cultivo y de la defensa del poblado o de sus acrópolis circundantes. Evidentemente, estas torres de vigilancia, pudieron resistir muchos siglos en pie e incluso ser reformadas por romanos, visigodos, musulmanes y francos, llegando a ser reutilizadas hasta el siglo XVIII.

Los hallazgos encontrados.

Camino de l’Esparver en la actualidad. Foto, Ramon Anglés.

En la actualidad, los arqueólogos han demostrado que en la montaña de Montjuïc, existió uno de los mayores poblados ibéricos de la península, que tras los descubrimientos del arqueólogo Josep de Calassanç Serra i Rafols en 1946, de un carro de hierro y madera del siglo IV a.C., encontrado en el interior de uno de los silos excavados en la zona del Pont de l’Esparver, y que según Josep de Calassanç pudiera haberse utilizado como medio de transporte para el grano de los poblados del entorno, hasta el núcleo comercial y el puerto de Montjuïc. No obstante, en aquella civilización, tener un carro aunque fuera de transporte, daba cierto nivel económico y de prestigio, así como una relación con la aristocracia, o a una elite guerrera o dominante4. Años más tarde, en 1990, aparecieron estructuras y un muro de más de un metro de ancho en las obras que se estaban realizando en la antigua línea del tren de la potasa, para la construcción de la nueva Avenida de los Ferrocarriles Catalanes, que podría ser parte de la muralla de este poblado.

Vista de una de las dos ruedas halladas en uno de los silos excavados en la zona del Pont de l’Esparver en 1946. ( Fotografía Web: Ibers-Iberos-Layetanos).

Los silos encontrados en el Pont de l’Esparver, que en castellano quiere decir el Puente del Gavilán, están precisamente, en lo que fue el inicio del camino que subía a la torre o castillo. No obstante, el hecho de que se produjera la construcción de la línea del tren de la potasa, cuyo ramal Riera Blanca-Puerto, aproximadamente de 9 km., construido por Minas de Potasa de Súria (MPS), con el beneplácito de la Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes, es extraño que los arquitectos de la obra, al cortar y profundizar en la montaña para hacer la trinchera no se dieran cuenta que estaban trabajando sobre una zona de un valor arqueológico incalculable, tal y como podemos ver en el dibujo adjunto de la situación de los silos hallados, y el lugar de donde se construyó el Pont de l’Esparver. Por otro lado, si se dieron cuenta, no les importó continuar a toda costa las obras para que la línea llegara al Puerto en noviembre de 1926.

Sin embargo, los historiadores aseguran que el asentamiento de Montjuïc, ya existía al menos desde el siglo VII a.C., y en los siglos sucesivos, alcanzando su mayor esplendor en el periodo comprendido entre los siglos (V-IV a.C. ).

Silos Ibéricos de Montjuïc encontrados en el Puente de l’Esparver. Foto, (Web: Ibers-Iberos-Layetanos. Página 3/7).

A continuación, veamos en el plano adjunto de Barcelona 1714/1940 , la situación de los lugares más emblemáticos de la zona con el fin de ver la situación del lugar donde estaba ubicado el Pont de l’Esparver y los silos encontrados.

A: De color naranja, la actual calle de Nuestra Señora de Port.

B: De color verde, la actual calle del Foc.

C: De color amarillo, la calle Camí de l’Esparver.

D: Antigua ubicación ya desaparecida del Pont de l’Esparver, el camino que subía al Castillo de Port, y el circulo rojo indicando la zona aproximada de los silos hallados.

E: El Mas de l’Esparver y la fuente del mismo nombre. En la actualidad ya no existe.

F: Torre y Castillo de Port. En la actualidad ya no existen.

G: Fossar de la Pedrera. Antigua cantera romana.

H: Ramal de la línea ferroviaria del tren de la potasa.

 I: Iglesia de Nuestra Señora de Port.

J: Color azul, canal de la Infanta Carlota.

Según declaraciones de la arqueóloga del Museo de Historia de la Ciudad Carme Miró:

Los autores saben que habrá polémica: el poblado ibérico, por sus dimensiones, sería de los mayores conocidos, y por eso buscado desde hace tiempo sin éxito hasta la fecha; por otro, el nuevo asentamiento republicano avanzaría en varios siglos la presencia romana en los aledaños de la futura ciudad. Cinco personas han revisado durante dos años el material ibérico aparecido en excavaciones (en 1946, 1984, 1987 y 1990) y hallazgos casuales en Montjuïc. Eso le permite a la arqueóloga Carme Miró a no dudar de la existencia de un gran poblado en la montaña. El problema es que no se ha podido excavar. «En 1990 aparecieron estructuras y un muro de más de un metro de ancho en la avenida de los Ferrocarriles Catalanes que podría ser parte de la muralla de este poblado, pero no pudimos ampliar el área de excavación», admite Miró, que coordinó estos trabajos. Lo que sí ha podido excavarse son 21 silos subterráneos donde estos íberos almacenaban el cereal con el que comerciaban. «Son los más grandes de todo el noreste peninsular», asegura la arqueóloga.

Cuando la arqueóloga Carme Miró, admite el problema de no poder ampliar el área de excavación, es por una parte comprensible, ya que se hubieran tenido que destruir las viviendas construidas entre la calle Nuestra Señora de Port y la línea del tren de la potasa, tal y como podemos observar en la fotografía adjunta.

las excavaciones de 1990 de los silos del poblado ibérico en la montaña de Montjuïc. Foto: MUHBA.

Sin embargo, una vez cruzada la línea ferroviaria, el camino se adentraba hacía la montaña sin obstáculo alguno, por lo que deduzco qué, no se prosiguieron las excavaciones, debido a que la antigua vía del tren se tenía que convertir en una nueva vía rápida que uniera el cinturón del litoral con la calle Foc, que sería la vía principal para comunicar el Anillo Olímpico de la XXV Olimpiada en Barcelona 92. Por lo cual, algún día, deberán avanzar en las excavaciones sin trabas, con el fin de certificar la existencia con más restos arqueológicos hallados de la grandeza del poblado layetano, donde posiblemente aflorarían los cimientos de las murallas del poblado, de la torre y, por qué no, del castillo llamado de Port.

No obstante, fue en 1929, con motivo de las obras para la Exposición Universal, cuando se localizaron una serie de descubrimientos de la época romana en el camino que conducía del Estadio a la zona de Vista Alegre. Se trataba de restos de muros de piedra y mortero, silos recortados en el terreno natural y material arqueológico (con una cronología que data entre finales del siglo II a.C., y mediados del VI d.C. ) que se podría interpretar como una pequeña villa rústica 5

Pero hay más, los romanos dejaron evidencias claras de su estancia en la montaña como la cantera de piedra explotada desde época republicana y con las cuales construyeron la ciudad, hoy en día conocida como el «Fossar de la Pedrera».

El Fossar de la Pedrera visto desde el Castillo de Port (1996). Foto: CDHM-LM

Las estructuras, los pavimentos y los restos de una vía romana conocidos en la montaña remiten a la presencia de Roma en Montjuïc, anterior a la fundación de la ciudad en el siglo I a.C. Para Carme Miró, en la montaña hubo un núcleo portuario romano con población especializada que comerciaba con los íberos de Montjuïc. Según el estudio realizado el emplazamiento fue utilizado en la romanización del territorio a lo largo del siglo II y I a.C., como ocurre en otros poblados ibéricos layetanos. Desde aquí, a finales del siglo I, la antigua Barkeno Ibérica de Montjuïc dio paso a la moderna Barcino romana, y durante un tiempo habrían convivido los dos núcleos 6

Cerámicas encontradas en el poblado layetano. Fotografía (Web: Ibers – Iberos -Layetanos).

No obstante, las cerámicas encontradas realizadas en Grecia, Italia, Ibiza, Marsella y Cartago, según los arqueólogos, dejan ver el poder adquisitivo de los íberos que vivían en Montjuïc, «un grupo dominante». Para los investigadores no hay duda de que la intensidad y riqueza del material aparecido, la inmejorable ubicación geográfica del poblado como puerto que controlaría el comercio «remiten a la existencia en Montjuïc de un centro urbano de poder». Esta actividad no se detiene en el siglo IV a.C., sino que en el siglo III a. C., coincide con la acuñación de monedas (dracmas de plata) con la inscripción «Barkeno» 7.

La Colonia Julia Augusta Paterna Faventia Barcino.

La ciudad romana, fundada en tiempos de Augusto, fue una colonia próspera aunque de escaso tamaño. Un estudio titulado «Barcino y el urbanismo provincial romano» 8, dice lo siguiente: 

Los orígenes de Barcino y su evolución histórica a lo largo de los siglos I y II d.C. están íntimamente ligados a la historia política, económica y cultural de la franja costera de la provincia Hispania Citerior. Su territorio formaba parte del conventus iuridicus tarraconensis, estratégicamente situado en la frontera con las provincias galas y abierto al Mediterráneo. Gracias a su posición adquirió su papel histórico como lugar de paso y punto de contacto de realidades regionales diferentes. En este contexto, las tres grandes unidades geográficas que lo formaban -Pirineos- la depresión central y el sistema costero mediterráneo- jugaron papeles específicos en función de sus características diferenciales. La circulación regional de norte a sur se realizaba a través de la depresión prelitoral y que históricamente fue el eje de los movimientos de población y de los flujos económicos y culturales; con la conquista romana, además, serviría de soporte a la gran vía que se iniciaba en Roma y concluía en Gades, primero llamada vía Hercúlea y más adelante vía Augusta.

El Pla de Barcelona, situado entre la cadena litoral y el mar, está formado por una llanura limitada por dos montañas, Montjuïc (173 metros) y la Serra de Collserola, que se extiende entre los cauces de los ríos Besós (BAETULO)  y Llobregat (RUBRICATUM). En época romana, el delta de este último no se había formado aún, de modo que el Pla de Barcelona alcanzaba su amplio estuario, accediendo a la navegación en el tramo inferior del río.

La ciudad de Barcino se fundó en época de Augusto, probablemente en los decenios anteriores al cambio de era, sobre un pequeño promontorio situado en el límite costero del Pla de Barcelona que en época medieval recibió el nombre de Mons Taber, y estaba ubicado cerca de un pequeño embarcadero situado a pies de Montjuïc, no lejos, por tanto, del puerto natural que ofrecía el estuario del río Llobregat al otro lado de la montaña, cuando su desembocadura no había sido aún cubierta por la formación del delta. Esta posición permitió a la ciudad un fácil control de la llanura agraria del Pla de Barcelona, que fue repartido en lotes a los colonos que contribuyeron a su fundación. Su nombre romano era Colonia Julia Augusta Paterna Faventia Barcino. Por su situación estratégica y su fácil comunicación con el interior, la nueva ciudad fue adquiriendo un protagonismo progresivo como centro administrativo y religioso de la zona 9.

El medio geográfico y la fundación de Barcino. Se indica la evolución de la línea de costa con la progresiva formación del delta del río Llobregat y la reconstrucción de la parcelación agraria del Pla de Barcelona en época romana.

Barcino fue fundada en tiempos de Augusto, siendo una colonia prospera aunque de escaso tamaño. A partir del siglo III se introduzco el cristianismo y, entre los siglos V y VIII, formó parte del reino visigodo.

Los visigodos.

El Imperio Romano desapareció en 476 d.C., y los visigodos fueron capaces de alcanzar su independencia en la Europa Central. Fueron una rama de los godos y pertenecían a los pueblos germánicos orientales.

Al caer el Imperio Romano, Los germanos se dedicaron a conquistar territorio dominando por completo la Península Ibérica a finales del siglo VII d.C. Hablaban la lengua germánica aunque en los documentos oficiales hacían uso del latín.

Permanecieron en la Península Ibérica durante tres siglos con tres etapas diferentes:

1º.- Entre los años 415 y 507 d.C., se asentaron en Hispania y Galicia, con Toulouse como capital. Cuando los francos derrotaron a los visigodos, se trasladaron a Hispania, donde establecieron numerosas capitales: Sevilla, Toledo, Barcelona y Mérida. 

2º.- La segunda etapa tuvo lugar durante el reinado de Leovigildo, quien formó un reino hispano-godo, renunciando a muchas de las tradiciones bárbaras.

3º.- Y, por último, la tercera fase, que estuvo marcada por la constitución política de España. Durante este periodo se mezclaron costumbres germánicas con otras heredadas del cristianismo y el Imperio Romano, de forma que ya habían sufrido la latinización de su lengua 10.

La antigua urbe romana de Barcino apenas sufrió modificaciones durante el dominio visigodo. La ciudad ahora llamada Barcinona, apenas se expandió fuera de sus murallas de época romana (con 78 torres y 4 puertas) y los restos reconocibles en la actualidad son escasos 11.

En el mapa adjunto podemos apreciar la ciudad amurallada del siglo IV d.C., con la situación marcada de las 78 torres que completaban la defensa. La numeración de las torres comienza en la plaza Nova (Nueva), continuando como las manecillas del reloj, finalizando en la calle de la Palla (Paja).

La ciudad amurallada en el siglo IV d.C., con la situación marcada de las 78 torres de defensa.

En el inicio del siglo VIII d.C., con la ocupación musulmana y la caída del reino visigodo, empieza un periodo de profundos cambios políticos, militares, sociales y económicos 12.

Sin embargo, la torre vigía layetana siguió estando en pie con la ocupación musulmana, aunque evidentemente sufriría con el paso de los siglos reparaciones y por qué no, algún que otro edificio adosado a su estructura debido a las diferentes guerras y culturas establecidas en la montaña. Muchas de aquellas torres vigías fueron engullidas por las siguientes, o simplemente desaparecieron bajo el poder de los elementos, pero gracias a su inaccesibilidad quedaron suficientes trazas. Por lo tanto, aquellas construcciones, hoy muchas desaparecidas como la de Port, ya hacían gala de ciertos elementos defensivos que sentarían las bases para el futuro.

Los musulmanes.

Tras una breve ocupación musulmana, Barcelona entró en la órbita del Imperio carolingio, hasta que se constituyó como condado y se independizó en el siglo X.

En 717 y 718, Barcelona fue conquistada por el visir Al-Hurr,  conociéndose en adelante con el nombre de Medina Ba-shaluna, concluyendo en 801 el dominio musulmán al ser tomada la ciudad por (Ludovico Pio) al mando de un ejército – franco a las órdenes de Carlomagno

Sin embargo, y según lo leído sobre «La dominación musulmana en Barcelona (I): la conquista de la ciudad» 13. Los acontecimientos sobre la entrada de las tropas musulmanas en Barcelona  en 717-718, fue inmediatamente después del mandato del caudillo local Akhila II o Ákhila II (710-714), último conde visigodo que gobernó la ciudad. Tras su muerte o deposición, este fue sustituido por Ardo, quien ostentaba únicamente el control de Septimania. Por aquel entonces, el territorio barcelonés gozaba de una cierta importancia administrativa, pese a que la actividad económica que se desarrollaba en sus inmediaciones (consistente en la venta  de productos de primera necesidad) era prácticamente inexistente. El peso especifico de la ciudad se prolongaría durante la dominación árabe, que convertiría a la zona en un punto estratégico para la expansión del Islam.

La operación militar fue comandada por Al-Hurr ibn Abd al-Rahman al Thagafi (684-719) valí de Al-Andalus (716-719) y, según parece, artífice de la total sumisión de los territorios catalanes al califato de Córdoba.

Se desconoce en que términos se produjo la invasión árabe en Barcelona. No obstante, existe documentación sobre los dos procedimientos empleados por los sarracenos. En efecto, estos podían tomar los territorios mediante enfrentamiento armado – que se saldaba con la pérdida de los bienes por parte de los derrotados, que pasaban a ser considerados botín de guerra y a los que se prohibía abandonar la ciudad – o bien a través de pactos. Este parece ser el caso de Barcelona, cuyos habitantes optaron por no ofrecer resistencia tras conocer la matanza perpetrada por los sarracenos en Tarragona. De ser así, la ciudad (rebautizada como Medina Ba-shaluna) habría seguido el modelo de otras ciudades que pactaron su capitulación, como Zaragoza (714) o Narbona (719-720).

Pese a que se desconoce el acuerdo adoptado en Barcelona, es probable que fuera muy similar a otros que se establecieron en la época y que habrían permitido a la ciudad conservar su legislación, su actividad política (supeditada, eso sí, a la autoridad de los recién llegados y a la promesa de no dar apoyo a los enemigos del poder musulmán) y su religión, a cambio de pagar un impuesto que se imponía a quienes no profesaban el Islam, un colectivo que era conocido entre los árabes como la gente del libro.

En 797 Barcelona, la ciudad principal de la región, cayó ante los francos cuando Zeid, su gobernador, se reveló contra Córdoba y, tras fracasar, la entregó a Carlomagno. Pese a que las autoridades omeyas consiguieron reconquistarla en 999, Luis I marchó junto a todo su ejército, cruzó los Pirineos y asedió la ciudad durante dos años, pasando allí el invierno desde 800 a 801, hasta su rendición. Los francos continuaron arremetiendo contra el emir. En 809 ocuparon Tarragona y, en 811, Tortosa. Esta última conquista los llevó hasta la desembocadura del río Ebro y les permitió el acceso a Valencia, lo que impulsó a que el emir Alhaken I reconociera su conquista en 812 14.

Con la conquista de Barcelona por el Imperio franco, ésta quedó unida a la creada Marca Hispánica, es decir, una amplia zona geográfica comprendida entre la frontera del Imperio carolingio de Carlomagno con -Al-Ándalus y los Pirineos desde finales del siglo VIII hasta la independencia de lugares como Pamplona, Aragón, Sobrarbe, Ribagorza, Pallars, Urgel, Cerdeña, Berga, Osona, Barcelona,  Gerona, Besalú, Ampurias, Perelada, Rosellón, Vallespir y Conflient. Fundada por Carlomagno en el año 778, a través de la campaña militar en el Valle del Ebro reconquistando a los árabes parte de las tierras que habían invadido en la Península Ibérica, su función llevaba como fin,  actuar como una barrera para repeler el avance musulmán más allá de los Pirineos.

Mapa de la Marca española, Navarra y Vasconia en 806. Auguste Longnon, 1876 15.

Nuestra torre-vigía, después de soportar en pie el transcurso de los siglos, volvió a encontrar de nuevo el protagonismo, delimitando sobre el año 806,  La Marca Hispánica desde el río LLobregat y Cardoner, hasta el curso medio del Segre (Cuenca de Tremp). Siglos más tarde se convertiría en un castillo de fronteras, y sus gentes empezarían a vivir en tierras de nadie en la también llamada «Cataluña Vieja», donde las zonas conquistadas al- Ándalus, serían regidas en término geográfico, aunque no jurídico, dividiéndose en diversos condados independientes los unos de los otros,  pero eso sí, bajo la tutela del Imperio franco del Emperador de la Edad Media, Carlomagno.

NOTAS:

 1º.- Web: ATALAYAS/ Historia de Iberia Vieja

 https://www.historiadeiberiavieja.com/secciones/edad-media/atalayas

 2º.- Web: Montjuïc, cuna de Barcelona/Edición impresa/EL PAIS

 https://elpais.com/diario/2009/06/07/catalunya/1244336841_850215.html

 3º.- Web: Montjuïc, cuna de Barcelona/Edición impresa/EL PAIS

  https://elpais.com/diario/2009/06/07/catalunya/1244336841_850215.html

 4º.- Web: El carro ibéric de les sitges del Port de Montjuïc, Barcelona.

 5º.- Web: Antecedentes. Una montaña sin Castillo/Castell de Montjuïc).

 https:// ajuntament.barcelona.cat/castelldemontjuïc/es/el-castillo/historia/antecedentes-una-montaña-sin-castillo

 6º.- Web: Montjuïc, cuna de Barcelona/Edición impresa/EL PAIS 

 https://elpais.com/diario/2009/06/07/catalunya/1244336841_850215.html

 7º.- Web: Montjuïc, cuna de Barcelona/Edición impresa/EL PAIS

 https://elpais.com/diario/2009/06/07/cataluñya/1244336841_850215.html

 8º.- Web: Barcino y el urbanismo provincial romano-RACO.cat 

 https://raco.cat/index.php/BCNQuadernsHistoria/article/view/261833

 9º.- Web: Barcino y el urbanismo provincial romano-RACO.cat

 https://raco.cat/index.php/BCNQuadernsHistoria/article/view/261833

10º.- Web: O.K. diario-Quienes eran los visigodos

https://www.google.com/search?q=O.K.+diario-Quienes+eran+los+visigodos

11º.- Web: Lugares emblemáticos de la Barcelona altomedieval-Historia…)

Lugares emblemáticos de la Barcelona altomedieval

12º.- Web: visigodos. Visitmuseum.Catalanes museun).

https://visitmuseum.gencat.cat/es/museu darqueología-de-catalunya-Barcelona/ámbito/visigots

13º.- Web: El vol de Sarasvati: la dominación musulmana en Barcelona (1): la conquista de la ciudad

https://celiaroca.blogspot.com>2006/07>la-dominación…

14º.- Web: Carlomagno Wikipedia, la enciclopedia libre

https://es.wikipedia.org/wiki/Carlomagno

15º.- Web: Marca Hispánica-Wikipedia, la enciclopedia libre

https://es.wikipedia.org/wiki/Marca_Hispánica

La imagen correspondiente a esta nota, está  extraída del achivo: Carte de l’empire de Charlemagne après le partage de 806.jpq

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2 comments

  • Salocin agosto 6, 2022   Reply →

    Muy interesante, un buen trabajo

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